Nació en Salvatierra, Guanajuato (México) el 27 de junio de 1934.
Como todos los demás, era un niño vivaz y juguetón, pero también muy inteligente y dispuesto a ayudar. Desde niño comenzó a dar signos de su vocación misionera, pues hacia los 12 años colaboraba en la catequesis. A los 14 años ingresó en los Carmelitas Descalzos en Toluca, en el estado de México, y más tarde hizo su noviciado en Querétaro.
Se fue a estudiar a Washington DC, durante un año. Fue ordenado sacerdote el 29 de junio de 1960. En 1962-1963 estudió en Roma; en 1965 pasó a la misión de Tamazula, Durango, y luego a Tayoltita, pueblo minero en el que su vida cambió radicalmente.
Debido a un accidente ocurrido el 15 de mayo de 1969, en Tayoltita, Durango, quedó tetrapléjico. Este incidente, más que un obstáculo, se convirtió en una nueva oportunidad que Dios le dio para seguir adelante con su apostolado y hablar de las enseñanzas de nuestra fe católica.
En junio de 1971 fue trasladado a la Ciudad de México. Asistió al Instituto Mexicano de Rehabilitación (IMR) para rehabilitación física. Durante su tiempo en IMR, intercambió experiencias con otras personas con discapacidad y brindó apoyo espiritual.
En junio de 1972 llega a Ciudad de México un padre jesuita llamado Alfredo Martín Gallegos, de la Fraternidad Cristiana de los Enfermos, grupo nacido en 1942 en Francia, e invitó al Padre Chavita a unirse al movimiento. De ese encuentro nació la gran obra del Padre Chavita, la Fraternidad de los enfermos y con dificultades motrices, y se empezaron a formar grupos por varias ciudades y estados de México. El Padre Chavita desde 1976 continuó su incesante actividad como consultor de la Fraternidad, sin descuidar nunca sus deberes como sacerdote y fraile carmelita.
Murió el 21 de diciembre de 1997.
La investigación diocesana sobre "vida, virtud y fama de santidad" fue abierta el 19 de marzo de 2007 en la Arquidiócesis de Guadalajara.

