Nació en Francia en 1757, hija del marqués de Soyécourt.
A los 16 años decidió ingresar al monasterio, pero tuvo que enfrentar la oposición de sus padres que querían que se casara. Esperó a la mayoría de edad para entrar en el Carmelo.
Los inicios de la vida monástica fueron duros, por ser una vida austera.
En 1792, durante la Revolución Francesa, las monjas fueron expulsadas de su convento. Se instalaron en pequeños grupos en apartamentos y continuaron su vida monástica. Muchas fueron arrestadas, incluida su hermana Teresa Camila, que será liberada tras de un tiempo de prisión. Al final de este exilio forzoso regresó a París y fundó una comunidad religiosa clandestina.
En 1796, habiendo muerto toda su familia durante la revolución, heredó las propiedades y comenzó a financiar al clero, a las monjas que no estaban en la prisión o soportaban situaciones en la pobreza, con diversas acciones. En 1797 compró el convento de las Carmelitas e instaló allí su convento "clandestino", que se convertiría en "el punto de apoyo de todo el Carmelo francés".
Por apoyar al Papa Pío VII y a los cardenales "negros", la madre Camila fue exiliada por voluntad de Napoleón Bonaparte de 1811 a 1813. De regreso a París, continuó su trabajo para restaurar el Carmelo y apoyar al clero, así como a otras comunidades religiosas. En 1845 vendió el convento carmelita al arzobispo de París y se instaló con sus hermanas en un nuevo convento fundado especialmente para ellas.
Murió el 9 de mayo de 1849, a la edad de 91 años.
La investigación diocesana sobre "vida, virtud y fama de santidad" se abrió en 1938.
