Nacida en París, en una familia turonesa, el 17 de mayo de 1578, la sexta de quince hijos, creció en París y en Tours, donde, en 1603, conoció a Pietro de Bérulle que quería y estaba a punto de introducir la Carmelo Teresiano en Francia.
Conquistada por el ideal propuesto por el futuro cardenal, decidió ingresar en las Carmelitas Descalzas. En julio de 1604, en París, se unió al grupo que, bajo la dirección de Bárbara Acarie (la futura Beata María de la Encarnación), se preparaba para entrar en el Carmelo Teresiano.
El 17 de octubre de 1604, cuando llegaron de España las primeras Carmelitas Descalzas, Magdalena con sus compañeras entró en el monasterio de la Encarnación de París, erigido con este fin, del que el 12 de noviembre de 1605 fue la primera profesa. El día siguiente la B. Anna de S. Bartolome, compañera y confidente de S. Teresa, nombró a la joven religiosa maestra de novicias, cargo que ocupó durante dos años y medio, formando la primera generación francesa de carmelitas descalzas que luego debían extender la llama teresiana por toda la nación, siempre sostenidas por la oración, el consejo y la prudencia de Magdalena.
El 20 de abril de 1608 fue elegida priora, mostrándose inmediatamente madura espiritual y apostólicamente en el gobierno de sus religiosas y en la irradiación del ideal teresiano. Reelegida en 1611, rigió el monasterio hasta marzo de 1615. En julio de ese año fue enviada a Tours para ayudar a la priora de dicho monasterio (fundado por el padre de Magdalena), que no estaba bien preparada para la dirección de un monasterio. Tras una breve parada en París (marzo-julio de 1616), el 8 de julio de 1616 fundó el monasterio de Lyon y el 7 de septiembre de 1617 otro monasterio, "La Madre de Dios", en París, llevando consigo a Catalina de Jesús ( 1623), distinguida mística de la que fue confidente, su guía y, tras su muerte, a petición de la reina María de Medici, su biógrafa.
En 1624, llamada de nuevo al monasterio de la Encarnación en París, fue reelegida priora, permaneciendo en este cargo hasta 1635.
Murió en París, en el primer monasterio de la Encarnación, el 30 de abril de 1637.
El 16 de julio de 1789 se promulgó el decreto sobre las virtudes heroicas.
