Nació en Itu, Estado de São Paulo (Brasil), el 25 de noviembre de 1898. Sus padres fueron Teotônio Bueno y Maria do Carmo Bauer.
Al poco tiempo de nacer Carmen, su madre, que era muy joven, tuvo serios problemas de salud. Debido a ello, la pequeña Carmen tuvo que irse a vivir con su tía, a Campinas. La Sierva de Dios pasó su infancia en Campinas, y fue en esta ciudad también donde conoció a Francisco Borja do Amaral, quien llegaría a ser obispo de Taubaté. En este período Carmen pasó temporadas con su abuela y temporadas con su familia.
En 1916 Carmen y su abuela, se mudaron a la isla de Paquetá, en la Bahía de Guanabara. Posteriormente ingresó al Colegio Sion, de San Pablo y el 23 de septiembre de 1917 decidió dedicar toda su vida al Señor y a la Virgen María. Desde su juventud se distinguió por su gran amor al Señor y a la Iglesia, al mismo tiempo dedicó mucho tiempo a sus estudios; hablaba y escribía francés perfectamente, escribió pequeñas obras literarias y aprendió el arte de la pintura.
El punto de inflexión en su vida espiritual llegó después de leer «Historia de un alma». Fue entonces cuando decidió hacerse Carmelita como Santa Teresa de Lisieux. El 21 de abril de 1926 decidió ingresar en el Carmelo de San José en Río de Janeiro. Recibió el Santo Hábito el 24 de octubre de 1926 y como nombre religioso eligió llamarse Sor María Carmela de la Santísima Trinidad.
Tras los primeros años en el Monasterio ejerció el oficio de Maestra de novicias, Subpriora y finalmente Priora, período en el que se distinguió por su gran humildad. Fue la primera en realizar hasta los trabajos más humildes. Fue la primera en dar ejemplo de humildad y paciencia a todas las monjas.
En 1949 volvió a ser maestra de novicias; fue el período en el que comenzaron sus graves problemas de salud.
En 1952 volvió a dirigir el Carmelo y fue allí donde nació la idea de fundar un nuevo Monasterio, el Carmelo de la Sagrada Faz y Pío XII que se erigió en la Diócesis de Taubaté, cuyo Obispo era Mons. Francisco Borja do Amaral. Era el 24 de agosto de 1953. Seis monjas partieron para acompañar a M. María Carmela, desde entontes para todas «Madre Carmina». Las monjas inmediatamente se hicieron querer por toda la población, en particular la Sierva de Dios, que fue considerada por todos como una santa. Eran muchas las personas que pedían ser seguidas espiritualmente por ella.
El 12 de septiembre de 1961, M. Carmina, dejó la dirección del Monasterio a M. Antonietta Maria, ya que sus problemas de salud empezaban a empeorar gravemente.
El 13 de julio de 1966, la Sierva de Dios moría santamente, en el olor de santidad.
La investigación diocesana sobre la «vida, la virtud y la fama de santidad» se abrió el 7 de febrero de 2010 y se cerró el 10 de noviembre de 2012 en la diócesis de Taubaté. El decreto sobre virtudes heroicas fue promulgado el 23 de enero de 2020.
